Sabemos que el entrenamiento no termina cuando sueltas las pesas o bajas de la caminadora. La recuperación es una parte fundamental del proceso, y cada vez más aficionados al fitness están incorporando el uso del sauna como parte de su rutina post-entrenamiento. Pero… ¿por qué? ¿Y cómo hacerlo correctamente? Aquí te lo contamos.
El sauna no solo se trata de relajación: tiene beneficios reales para el cuerpo tras una sesión intensa de ejercicio. Algunos de ellos incluyen:
Relajación muscular: el calor ayuda a disminuir la tensión y rigidez muscular.
Eliminación de toxinas: el sudor favorece la depuración del cuerpo tras el esfuerzo físico.
Aumento de la circulación: mejora el transporte de oxígeno y nutrientes hacia los músculos.
Reducción del dolor y la inflamación: ayuda a aliviar pequeñas molestias o contracturas.
Bienestar mental: perfecto para bajar el ritmo, reducir el estrés y terminar con buena energía.
¿Cuándo usar el sauna en tu rutina fitness?
Lo ideal es utilizar el sauna después del entrenamiento, una vez que hayas realizado:
Tu sesión principal de ejercicio
Una rutina de estiramiento leve o enfriamiento
Una correcta hidratación (¡esto es clave antes de entrar al sauna!)
¿Cuánto tiempo deberías estar en el sauna?
Tiempo recomendado: entre 10 y 20 minutos, dependiendo de tu tolerancia.
No es necesario estar demasiado tiempo para obtener beneficios.
Hidratación: tu mejor aliada
